viernes, 2 de octubre de 2009

Le Amour...

"...Seguí caminando por la ancha vereda, la cual por los costados tenía una infinidad de comerciantes ambulantes con sus productos en el suelo, vagabundos que no tenían futuro alguno en la sociedad y uno que otro Café con tonos sexuales. Las personas en aquella ciudad siempre tenían muchos problemas y asuntos graves que atender, claro esta que eso pasa en todas partes, pero el tema se agravaba mucho más cuando se sabe que ya todas las personas dejaron de interesarse por el arte, que se han prohibido todo tipo de actos culturales y recreativos, convirtiendo así a todos los ciudadanos en unas maquinas que solo saben trabajar y respirar.
Caminé varias cuadras más hasta que llegué al edificio en el cual vivía, subí por las viejas escaleras al piso tercero, ahí en el departamento número 382 era donde yo pasaba algunos ratos de mi día. Penetré por la entrada, dejé las llaves en una mesa de junto y me dirigí al único dormitorio del inmueble, el mió. Entré en la gran habitación y me dejé caer sobre la cama, era tan suave y delicada que aún puedo sentir su roce en mi espalda. Tomé el control remoto que estaba en el buró y encendí la televisión. Era la hora de las noticias y me divertía ver como cada vez las sociedades se destruían solas. El sueño, el cansancio y el paso del tiempo sobre mi me envió a lo más recóndito de mi subconsciente, permitiéndome así descansar. Llevaba varios días sin dormir, esto me pasaba bien a menudo, era una evidencia de mi pasado que debía cargar durante lo que me restara de vida
..."

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